La izquierda a las puertas del gobierno en Uruguay

por Eduardo Gudynas – Uruguay vive un momento histórico: la coalición de izquierda está a punto de cumplir su sueño de lograr la presidencia. Las intenciones de voto que reflejan todas las encuestas indican no sólo que el Frente Amplio ganará las elecciones nacionales del domingo 31 de octubre, sino que seguramente logrará una diferencia tan amplia que será innecesario una segunda ronda.

El miércoles 27 de octubre, la coalición del Frente Amplio – Encuentro Progesista – Nueva Mayoría, realizaró un gigantesco acto para cerrar su campaña en Montevideo. Mas de doscientas mil personas colmaron la Avenida del Libertador, desde el enorme estrado donde estaba la dirigencia política del FA, cubriendo cuadras y cuadras, llegando al otro extremo de esa avenida donde se ubica el enorme edificio del Palacio Legislativo, con sus escalinatas también repletas de gente.

El espectáculo era apabullante: las banderas del Frente Amplio (FA), con el color rojo en su franja superior junto a los colores del crepúsculo, creaban la ilusión de un enorme río de color terracota atrapado entre los edificios de la avenida. Todo indica que ha sido la manifestación popular más grande que ha vivido Montevideo. Fue un evento que claramente refleja el estilo uruguayo: mucha alegría en todos los rostros, pero mesura en las expresiones; discursos precedidos por música sinfónica y cantos a estilo de murga, dirigentes políticos con palabras de aliento pero llamando a la calma.

Ese enorme acto refrescó los ánimos especialmente en Montevideo. La campaña electoral se venía desarrollando sin problemas, con el amplio favoritismo de la izquierda, pero también era evidente una cierta tranquilidad o apatía en amplios sectores de la capital del país. Recordemos que Uruguay es una nación muy politizada: los debates partidarios son una pasión al igual que el fútbol, y si bien esos ánimos se han reducido en los últimos años, igualmente concitan un interés popular más alto que en la mayoría de los países latinoamericanos. Así como todos se sienten directores técnicos de un cuadro de fútbol, los barrios están repletos de politólogos autodidactas que analizan los discursos, opinan en los bares y discuten en los autobuses. Los más veteranos no sólo hablan de la presente campaña electoral sino que le suman sus recuerdos de acontecimientos políticos de treinta o cuarenta años atrás.

Por esa razón, a muchos llamaba la atención la tranquilidad del desarrollo de la campaña, donde la izquierda realizaba pocos actos en Montevideo y estaba enfocando sus esfuerzos hacia las localidades del interior del país. Posiblemente contribuyera a ello el hecho que todos los sondeos de opinión indicaban un amplio favoritismo del FA y sus aliados en el nuevo conglomerado del Encuentro Progresista – Nueva Mayoría. También apuntó en el mismo sentido la estrategia de la coalición de no entrar en polémicas públicas, mantener la iniciativa en la discusión de los grandes temas nacionales pero sin entrar en detalles instrumentales, y evitar a cualquier costo caer en las provocaciones de los demás partidos políticos.

Esta elección anuncia enormes novedades en la vida política del Uruguay. Tabaré Vázquez, el candidato del FA, seguramente será el próximo presidente, con lo que por primera vez la izquierda llega al poder. Casi todas las últimas encuestas asignan al FA de un 51% a un 54% de los votos; si esas predicciones se concretan el triunfo será apabullante. Es la conquista de un sueño de más de treinta años por el que ha trabajo mucha gente.

Pero también podría significar el cierre del largo ciclo, de más de un siglo, de los gobiernos de los llamados partidos «tradicionales» del Uruguay: el Partido Nacional (o Blanco) y el Partido Colorado. Si bien los «blancos» llegan a esta elección interna después de una fuerte renovación interna, el caso más dramático lo viven los «colorados», quienes han manejado el gobierno por muchas décadas, y que corren el riesgo de no alcanzar el diez por ciento del electorado. La crisis que ha vivido el Uruguay, especialmente en el último gobierno del «colorado» Jorge Batlle, ha dejado al país diezmado, con mayores niveles de pobreza y desempleo que no logra revertir el actual «boom» exportador que se está viviendo.

La expectativa es grande y todo miran al próximo domingo, cuando se cerrará un ciclo en Uruguay y se abrirá un nuevo camino: la izquierda en el gobierno.

E. Gudynas es analista de información en D3E (Desarrollo, Economía, Ecología, Equidad – América Latina).