A lo largo del año vivimos el fenómeno comercial del incremento de los precios internacionales del café, que en primera instancia favoreció a los productores y afectó nuestro proyecto comercial, toda vez que los recursos programados para el acopio no fueron suficientes, situación que nos llevó a una disminución en las expectativas comerciales. Esta problemática ha afectado mucho a las cooperativas en todo el mundo, como lo constatan los reportes remitidos por diferentes agencias de cooperación internacional y los informes que conocemos de los importadores y demás agentes de la industria del café.
El problema, se conoce de sobra, se da cuando los productores organizados dejan de entregar el café a sus cooperativas, debido a que el precio en el mercado convencional es superior al precio obtenido dentro del denominado Comercio Justo. En los momentos en que el precio de mercado supera al precio mínimo establecido por el sistema de Comercio Justo los productores optan por entregar al mejor postor.
A río revuelto…
Se ha hablado mucho sobre el tema, sin que hasta ahora se tengan conclusiones y alternativas de solución claras y de largo plazo. El problema no es sencillo y se presta para hacer críticas superficiales con altos contenidos ideológicos y poca conexión con la realidad, impidiendo con ello encontrar soluciones.
El mercado, aún dentro de las reglas de Comercio Justo, mantiene una lógica de lucro, la participación y las actividades que se realizan tienen como común denominador la búsqueda de un beneficio. Dentro del Comercio Justo se pretende que los beneficios sean más equilibrados, y se busca la existencia de una relación comercial ética; mas no se trata de desaparecer esa motivación y objetivo.
En este escenario todomundo trata de sacar el mayor beneficio posible, dentro de las reglas existentes, los productores obtienen sus costos de producción y un excedente para mejorar su infraestructura productiva y bienestar social; los importadores, procesadores y distribuidores han mejorado la rentabilidad de sus empresas y consolidado su carácter de empresas con responsabilidad social.
Este esquema ha funcionado excelentemente dentro de un ambiente de precios bajos, todos han cubierto sus objetivos; tanto los actores dentro de la cadena del café, como los consumidores que han decidido libremente sumarse a esta iniciativa por medio de un pago justo por el excelente café que consumen. Desde nuestra posición como productores vemos con preocupación esta situación. Aún la propuesta, aparentemente más ventajosa para nosotros, que establece, que dentro del Mercado Justo, siempre debe mantenerse un precio superior al del mercado convencional, tiene sus riesgos y límites.
Cooperación para transformar las relaciones comerciales
Esto es debido a que el futuro del sistema de Comercio Justo depende, en última instancia, del acuerdo entre productores y consumidores y éste se perpetuará si sus intereses están garantizados: el consumidor debe obtener un producto que le dé la satisfacción plena y que logre resultados sociales razonablemente aceptables. Por el lado de los productores, éstos deben alcanzar un nivel de producción que garantice, por medio de la calidad y eficiencia, un proceso de mejoramiento sostenido de su nivel de vida, los cuales por cierto, hasta donde conocemos los resultados están lejos de alcanzar los objetivos descritos.
Asimismo, los ingresos adicionales hasta ahora se han utilizado preponderantemente para resarcir la baja de los ingresos, debido a la caída de los precios internacionales del café. Es decir, los ingresos procedentes del precio justo se han destinado al consumo y no a la inversión productiva y social. De no modificarse esta situación el futuro del sistema se torna incierto, ya que el precio justo no es un subsidio o caridad de los consumidores hacia los productores; es esencialmente una relación de cooperación para transformar las relaciones comerciales inequitativas, el desarrollo social de las regiones productoras y conservar los recursos naturales.
Para dar certidumbre y fortaleza al sistema es preciso encontrar la fórmula apropiada que permita canalizar recursos a fin de fortalecer la estructura productiva; consolidar institucionalmente a las cooperativas y mejorar el nivel educativo de los productores. Por el lado del manejo de los precios, debe realizarse un examen preciso de la composición de los precios, con el propósito de identificar puntos críticos sobre los cuales actuar para mantener precios finales dentro de márgenes razonables de mercado. Pero, sin duda, la atención mayor debe ponerse en el diálogo con los consumidores y los demás agentes involucrados, con el propósito de informar y conocer sus puntos de vista sobre la problemática que se está viviendo y poder así diseñar conjuntamente salidas viables.
El sistema de Comercio Justo es una iniciativa que debe estar permanentemente perfeccionándose para que cumpla con su cometido en beneficio de todos los involucrados. Los cambios en el mercado convencional (el cual es controlado por cuatro corporaciones multinacionales (Nestlé, Kraff Food, Sara Lee y Procter &Gamble), y la incursión de estas trasnacionales al sistema del Comercio Justo, nos coloca ante nuevos y mayores retos. Como productores en pequeña escala no tenemos otra vía que aproximarnos más al consumidor, por medio del establecimiento de puentes de encuentro, para construir formas y mecanismos de comercialización y cooperación directos.
El estimulante más popular del mundo tiene un nombre y muchas caras: expreso, capuchino o café con leche, la cafeína despierta tu vitalidad, te pone en buena forma para el trabajo y para el tiempo libre. Este efecto hace del café la mercancía más demandada en el mundo, después del petróleo.
¿Café o té?
En Alemania el 90% de los consumidores se deciden por una taza de café: resultando 320 millones de tazas por día en el desayuno, en la oficina o por la tarde. Así el café es la bebida más importante en Alemania. El éxito del café tiene motivos razonables: con más que 1000 componentes aromáticos el café definitivamente es uno de los estimulantes más ricos en aroma. En conjunto se han descubierto más de 1200 componentes en el grano de café.
La calidad de un buen café se constituye y depende de la especie, de la ubicación geográfica donde se cultiva y de las condiciones climáticas. Así como de la forma del beneficio húmedo y seco y de la torrefacción.
Dos especies determinan el mercado
Muchos amigos del café se sorprenden de que sólo existan dos especies de plantas de café con importancia. El 75 por ciento del mercado mundial recae en el arábigo oval. Procediendo originalmente de los altos de Etiopía, éste produce granos de alta calidad y se cultiva prácticamente en todas partes a lo largo de toda la franja ecuatorial. La segunda especie, es la redonda caffea canephora, también denominada Robusta, la cual crece muy rápido, procede de Uganda y es más resistente y más fácil de cultivar, aunque produce un café menos aromático.
Podemos tener tantas especialidades diferentes de café porque existen innumerables variedades de ambas especies. De hecho, casi cada región cultiva su propia variedad. Lo que tienen todos los cafés en común, aunque en porcentajes distintos, es la cafeína. Ello probablemente constituye la real razón de la gran valoración del café entre la mayoría de la gente. En la naturaleza esta sustancia se encuentra en dosis eficaces que actúa como un veneno nervioso para proteger de parásitos a más de 100 plantas en todo el mundo.
La llegada de la cafeína al cuerpo humano, causa muchísimas reacciones, que deleitan al consumidor-amigo del café: el café anima el corazón, sube la tensión arterial y la temperatura del cuerpo; estimula los músculos, amplía los bronquios y los vasos sanguíneos, apoya la digestión; estos efectos dependen de la dosis que se consuma. Por otra parte, la cafeína incide directamente en el sistema nervioso central, con una potencia e intensidad diferente en cada individuo. La cafeína está considerada como agente estimulante.
La Organización Mundial de la Salud la ha clasificado como un estimulante, que no provoca adicción. Desde el inicio del consumo del café en Europa en el siglo XVII, sobre el café se ha desatado una polémica alrededor de los efectos dañinos de esta obscura infusión. A veces la desacreditan como causante de cáncer; a veces la acreditan como obrando contra el cáncer. En ocasiones se dice que está fomentando enfermedades cardiovasculares, etc. En suma las investigaciones científicas han concluido que no hay indicaciones de que el café en cantidades habituales causa riesgos de salud y sí (al revés) hay indicaciones de la investigación científica sobre que la cafeína incluso podría favorecer a la salud: experimentos serios muestran que alivia dolores, actúa contra la migraña, disminuye el asma y mejora el humor. Después de décadas de exámenes según la autoridad americana de alimentación y medicina (FDA) la cafeína es un aditivo alimentario en general “seguro».
No es un ladrón de líquido
También el argumento muchas veces aconsejado es que después de tomar un café se tiene que tomar un vaso de agua para balancear el equilibrio de líquidos en el cuerpo, no es cierto. Nuevos estudios prueban, que el consumo regular y mesurado de café contribuye al equilibrio de líquidos del organismo humano, debido al líquido que proviene asimismo, con el café. Así, la bebida del café puede ser una parte importante de la diaria aportación de agua al cuerpo. “La historia del café como ladrón de líquido se funda en un error», resume la Sociedad Alemana de Alimentación.
Factor económico mundial
Después del petróleo el café es el producto de comercio mundial más importante y se cultiva en casi 80 países del mundo. Por eso las preguntas sobre cómo es cultivado y cuáles son sus condiciones económicas tienen un significado enorme. Aproximadamente dos millones de personas trabajan arduamente, con salarios de hambre, en las grandes haciendas cafetaleras en la América Central y del Sur y en Asia. Esta situación da gran importancia al comercio justo o la producción orgánica con condiciones justas del comercio. En las tierras altas mexicanas, en el estado de Chiapas fronterizo de las montañas de Guatemala, Eve recientemente investigó lo que significa el cultivo orgánico de café en la práctica, en su lugar de producción. “Chiapas ofrece condiciones climáticas y geográficas ideales para el café», Dice Franz Niehoff, tostador de café en Gronau en la región de Westphalen. Él regularmente está viajando a través de las mejores regiones de cultivo del mundo para hacer contratos para la próxima cosecha.
Niehoff indica “En los décadas pasadas una multitud de sitios de café y cooperativas de pequeños cafetaleros se han especializado en la cultivación orgánica de café aquí en Chiapas.»
Vegetación donante de sombra
Mirando los cafetales convencionales por ejemplo en Brasil o Vietnam y también en México muestran una diferencia tajante del cultivo orgánico a primera vista. Allá las plantas de café crecen en largas filas perpendicular a la pendiente para posibilitar una cosecha económica (barata). Sólo hay unos árboles de sombra aisladas. La mayoría de las veces se trata de tres especies diferentes, lo que no es en absoluto parecido a la diversidad primaria de la región del bosque de lluvia tropical, como se suele plantar en la cultivación orgánica con más de 50 especies de árboles de sombra. Las desventajas ecológicas son evidentes: el agua de lluvia puede fluir abajo libremente y lleva suelo valioso, el cafetal como monocultivo no puede prescindir del uso masivo de pesticidas, y las plantas de café necesitan grandes cantidades de abono químico para equilibrar la falta de nutrientes. «Mientras que en la cultivación convencional en la tierra alta de Chiapas se trabaja con hasta 5000 plantas de café por hectárea, en la cultivación orgánica crecen como máximo 2800 plantas por hectárea”, dice Ulrich Walter, jefe de la marca Lebensbaum: él es uno de los grandes importadores de café orgánico de México. Esa diferencia también rebaja el rendimiento.
Ulrich Walter calcula: “Aquí en México hasta 1300 kilo por hectárea de café verde son cosechados en un cafetal convencional, los cafetaleros de la cooperativa orgánica acumulan sólo de 820 hasta 920 kilos en la misma superficie”.
La Roya del café («Hemileia vastratix”) y la broca del café («Hypothenemus hampei”) son de los parásitos de la planta del café más temidos. La conservación de un ecosistema sano, dentro de los cafetales, en gran medida se logra por medio de la diversidad de plantas que proporciona un hábitat adecuado para pájaros y buenas condiciones por el crecimiento de plantas sanas de carácter orgánico; estas condiciones son las más importantes para prevenir naturalmente las enfermedades de plantas y la invasión de parásitos. La broca del café se anida preferentemente en las cerezas caídas del café o las que se quedan en la planta después de la cosecha, así que una de las medidas más eficaces contra su propagación es recolectar completamente todas las cerezas. También por eso la cultivación orgánica es un trabajo manual costoso. Más de 300 días laborales se invierten por hectárea. En la cultivación convencional se invierten menos de 200 días.
Producto de calidad a un precio justificado
Al comprar el café el cliente se da cuenta que su cultivo orgánico es más costoso y por ello tiene un precio más alto. Mientras que ofertas baratas, por abajo de los precios de compra, como alicientes en los supermercados confunden al cliente, los compradores de productos orgánicos muchas veces tienen que pagar el triple. El precio promedio del café convencional ha bajado permanentemente en los años pasados y llegó al nivel más bajo desde hace 50 años, durante el invierno pasado. El cultivo compatible con el medio ambiente y el pago de precios que garantizan a los obreros en los países de producción un precio justo, no se puede realizar sobre esta base de precios bajos.
El segmento, o nicho del café justo y orgánico, es promovido intensamente por unas pocas organizaciones del café orgánico y del comercio justo, pero constituye sólo un porcentaje de 0.5 % del total de ventas en Alemania. «El comercio justo apoya a productores del llamado tercer mundo para posibilitarles una existencia con dignidad humana”, dice Niehoff. Además: »Relaciones comerciales más equitativas contribuyen a mejorar las condiciones de vida de la gente en el lugar y a fortalecer la economía local”. El comercio justo garantiza a los cafetaleros un precio mínimo, que está sobre el nivel del mercado mundial y el cual no sólo cubre los costos de la producción y el mínimo vital, sino también posibilita una inversión en programas de educación y salud. No sólo la bebida del café bueno tiene alta concentración; también la industria del café convencional la tiene el 90% de las ventas totales en Alemania las comparten seis empresas oferentes. Los importadores del café orgánico no son parte de ese selecto club (ya no).
Publicado en Café y Sociedad, Revista de la Unión de Ejidos de la Selva, número 29, noviembre-diciembre 2005.