Chávez, el «nuevo libertario»

Chávez, el «nuevo libertario»

Fsm2005bpor Virginia Matos – Ante un auditorio de doce mil personas de todo el mundo, aunque principalmente brasileños y venezolanos, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, se ganó la aclamación del público a lo largo del discurso que pronunció en uno de los últimos actos del Foro Social Mundial. Su intervención, de dos horas, tuvo lugar en el estadio cerrado de «Gigantinho».

Antes de la intervención de Chávez, hicieron uso de la palabra varios integrantes del comité internacional del Foro Social Mundial (FSM): el director del periódico francés Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet; el secretario general de la Central Única de Trabajadores (CUT) de Brasil, Luis Marinho; y Olivio Dutra, actual ministro de las Ciudades. Revelando el nuevo clima que se vive con el gobierno del Partido de los Trabajadores, los dos últimos conferencistas fueron blanco de desaprobación por buena parte del público con abucheos y silbidos.

Al iniciar su discurso, el presidente de Venezuela aceptó de buen grado la definición que de su persona hizo Ramonet cuando lo calificó de «dirigente de nuevo tipo que está transformando su país y toda América Latina como pocos antes de él»y agregó que es «el nuevo libertador».

Chávez aceptó ser un dirigente de nuevo tipo «pero inspirado en viejos tipos» y se refirió a una serie de líderes históricos revolucionarios que a su juicio comienza con Jesús de Nazaret, que fue «uno de los más grandes revolucionarios de la historia del mundo». Otros «viejos tipos», fuente de inspiración de su acción política, a los que apeló, fueron el venezolano Simón Bolívar, el argentino José de San Martín, el uruguayo José Artigas, el mexicano Emiliano Zapata, el dirigente comunista brasileño Luis Carlos Prestes, el revolucionario médico argentino Ernesto «Che Guevara», el presidente cubano, Fidel Castro, y el líder inca Atahualpa. En su discurso enseguida se centró en dos grandes cuestiones: la tajante condena al «podrido imperialismo norteamericano»-personificado en su presidente George Bush- que «algún día caerá y prevalecerá el pueblo americano idealizado por Martín Luther King» y la extensión de la causa revolucionaria en el sur porque «es el único camino posible para romper la hegemonía del capitalismo». Advirtió que «para toda revolución es vital precisar bien cuáles son los amigos y cuáles los enemigos» y recordó que «todas las revoluciones en la historia china fracasaron» porque los revolucionarios agitados por las pasiones perdieron de vista cuáles eran «los verdaderos amigos y los auténticos enemigos».

Mostrándose firmemente convencido de que el imperialismo estadounidense «no es invencible», Chávez dijo que «para salvar al mundo» y derrotar la hegemonía de Bush, «necesitamos muchas cosas; una de las primeras es relanzar la conciencia del sur, de que el sur también existe». Agregó: «Incluso, digo más: es posible que en el norte algunos no se den cuenta, pero el futuro del norte depende del sur».

Aludiendo claramente a los fuertes cuestionamientos de los que está siendo objeto la gestión del presidente Lula, por parte de varios sectores políticos y sociales brasileños que la consideran «continuista y neoliberal», el presidente venezolano dijo que «en respeto a todos ustedes no puedo hacer comentarios respecto a situaciones internas de ningún país», y colocando su puño derecho sobre el corazón, afirmó que durante los primeros años de su gobierno, muchos lo criticaron reclamándole que fuera más radical, ante lo cual él respondía que aquél no era el momento porque los procesos tienen sus ritmos, sus fases. «Lula es un buen hombre, un compañero, y estoy seguro que con Lula en Brasil y Tabaré Vázquez en Uruguay [presidente electo de la coalición de izquierda], cumpliremos el sueño de América Latina.»

Otro mandatario elogiado por Chávez fue el presidente ruso Vladimir Putin, promotor de «un nuevo nacionalismo en el que el país se levanta». Chávez destacó que hasta hace pocos años en Rusia «nadie se animaba a hablar de Marx, de Lenin o de Engels, pero recientemente el gobierno ruso me invitó a hablar» de estos líderes históricos de «la ideología marxista-leninista».

En alusión a la unión latinoamericana, el mandatario venezolano destacó la reciente creación de la Comunidad Sudamericana de Naciones y del proyecto denominado Alternativa Bolivariana para América Latina, contraponiéndolo con el «proyecto colonialista» de la Asociación de Libre Comercio para América Latina (ALCA) que «se fue al carajo». «Where is the ALCA, Mr.? The ALCA is dead», ironizó en inglés.

El «nuevo libertario» según Ramonet, también dedicó parte de su alocución a enumerar, en algunos casos con detalle, los múltiples beneficios que su gestión ha deparado a los venezolanos menos privilegiados. Al referirse a las razones por las cuales aceptó la invitación a participar del FSM, Chávez expresó que se trata del «evento político de más importancia que ocurre en el mundo desde que se convocó por primera vez, hace cinco años» y reafirmó su convicción de que otro mundo es posible, tal como reza la consigna del FSM. Agregó que asistía «como un militante más de la causa revolucionaria» y también para «agradecer en nombre del pueblo venezolano todos los gestos de solidaridad recibidos ante el atropello del imperialismo norteamericano».

Cada pocos minutos, las frases y gestos de Chávez eran jaleados por una platea que colmaba el estadio y seguidos por otros miles de militantes que esperan en el exterior. El presidente venezolano, dueño de un gran carisma, logró centrar todas las atenciones de la noche del domingo, la penúltima jornada del Foro Social Mundial.

V. Matos es periodista y colabora en la cobertura del Foro Social Mundial con D3E (Desarrollo, Economía, Ecología, Equidad – América Latina). Fotografía de Vilson Olipa. Publicado en La Insignia el 1 de febrero 2005.