Bolivia: “Lo que emerge en la multitud no es lo homogéneo, es la diferencia”

Bolivia: “Lo que emerge en la multitud no es lo homogéneo, es la diferencia”

En el ámbito del Coloquio Internacional “De la Exclusión al Vínculo – Nuevos Movimientos Sociales en América Latina”, que tuvo lugar en el Instituto Goethe de Buenos Aires entre los días 14 al 16 de junio de 2005, dialogamos con el sociólogo boliviano Raúl Prada, profesor de la Universidad Autónoma Gabriela René Moreno y de la Universidad Mayor Real y Pontificia San Francisco Xavier en Bolivia. Entrevista de Patricia Gainza.

¿Existe uno o varios movimientos sociales hoy en Bolivia?

Creo que hay que hablar en plural. Hay movimientos sociales y cada uno tiene su particularidad, su propia trayectoria y horizonte de lucha. Si nos remontamos a abril del 2002 vamos a notar que los movimientos han ido paulatinamente pasando de ser sectorialistas a confluir en ciertos objetivos. Esto los convierte en algo más homogéneo que podría ser un movimiento nacional, pero sólo sobre determinados tópicos, nunca dejó de ser sectorialista. También llama la atención que a lo largo de estos años, que son 6, ha habido una transformación al interior de estos movimientos sociales, que tiene que ver con una transformación subjetiva, organizativa, de las estructuras, el aprendizaje, la gente se ha politizado mucho. Creo que ha sido una gran escuela para las grandes mayorías. Es muy diferente el sujeto social hoy que antes del 2000.

Tu quiebre de seis años, ¿se debe al inicio de la Guerra del Agua?

Sí. Ahí empieza un nuevo ciclo de los movimientos sociales en Bolivia. Antes de la Guerra del Agua estábamos en un período de resistencias, muy locales y específicas, en relación a temas y tópicos muy defensivos: defender las empresas estatales, defender los contratos colectivos, que habían sido totalmente flexibilizados, defender territorios … una defensa de los derechos en general. Pero en abril del 2000 se entra en una ofensiva. Se deja de defender y se busca conquistar una serie de objetivos. Se busca conquistar el retorno a las condiciones anteriores del consumo y uso del agua. De conquista además porque se expulsa a una trasnacional. Desde entonces todas las reivindicaciones son de emancipación y cada consigna expande al movimiento.

Esto por otro lado no se puede generalizar. Es necesario tener una visión territorial, del fragmento territorial y sectorial. Lo interesante es ver cómo los movimientos terminan expandiéndose y generando articulaciones entre ellos y logran una expansión no orgánica, pero sí solidaria, especialmente en algunas coyunturas.

¿Cuáles son las perspectivas, expectativas y propuestas de estos nuevos movimientos sociales bolivianos que según tu opinión sí confluyen en una serie de cuestiones comunes?

Los objetivos más visibles son la nacionalización de los hidrocarburos y la Asamblea Constituyente. Todavía, en términos generales, la nacionalización de los recursos naturales, no se ha convertido en una reivindicación general, pero ya ha sido mencionado por Evo Morales y algunas ONGs. Ese es el horizonte visible. Existen otros invisibles: estos se encuentra bajo el umbral de la transformación del Estado y la República, eso implica no sólo una transformación de la Constitución sino del mapa institucional, del ordenamiento territorial y de las estructuras sociales. Este horizonte no está dilucidado ni enunciado del todo y probablemente se mantenga en su propia opacidad, pero quizá no podríamos entender ni la nacionalización ni la Asamblea si no existiese ese horizonte. Creo que existe un confluencia en ese aspecto, una especie de intuición colectiva.

¿Ha habido alguna clase de influencia de otros movimientos en esta movilización boliviana?

No se puede dejar de hablar de influencias, afectaciones, condicionantes y determinantes en general en la época de la información, e información no sólo para unos sino una información para las masas. El proceso de apropiación de la información y de los eventos que ocurren en otros países han afectado profundamente. Creo que hay dos elementos fundamentales que han influido en la construcción del imaginario colectivo boliviano: uno es el surgimiento del movimiento zapatista en Chiapas, que ha llevado a pronunciamientos de las organizaciones sindicales y especialmente indígenas para apoyar a los mayas de Chiapas y a los zapatistas. Eso afecta mucho ya que se ha discutido ampliamente al interior de las organizaciones y en asambleas, especialmente los jóvenes que son los que más discuten. Su horizonte ya no es solamente lo que pasa en Bolivia, sino lo que pasa en el mundo, fundamentalmente lo que está pasando en aquellas regiones o países que tienen analogías con Bolivia.

El otro caso, el argentino ha afectado mucho debido a lo profundo de la crisis y también se ha discutido. Especialmente en lo que respecta a ciertas analogías muy importantes entre los piqueteros y caceroleros con las juntas de vecinos, se ha hablado sobre el carácter de base, asambleísta, territorial y nopartidista de estas que hacen que sean situaciones muy parecidas aunque los contextos sean muy distintos. Esto yo lo llamaría comportamiento de multitud –que distinto de la masa y la muchedumbre- tiene un comportamiento organizado, está atravesado por redes sociales, por discusiones y debates.

Lo que se ha visto en Argentina y en Bolivia es la expresión de la multitud. En México aparece con otras características, luego de la aparición de la guerrilla zapatista, que busca obligar al gobierno a conversar y dialogar sobre los temas más que tomar el poder. Quizá la figura de la multitud aparece en México mucho después, en la marcha de la convocatoria de los zapatista a la sociedad mexicana, que termina en el Zócalo de Ciudad de México.

Esto tiene que ver con los movimientos contemporáneos, para algunos llamados de la globalización y para otros, según Antonio Negri: del Imperio, del nuevo orden mundial que define del otro lado un tipo de comportamientos, sujeto social y forma de alteridad que sería la multitud. Creo que Bolivia comparte eso con otros movimientos antiglobalizadores, sólo que sus especificidades son marcantes. Lo que emerge en la multitud no es lo homogéneo, es la diferencia.
P. Gainza es socióloga, analista de D3E (Desarrollo, Economía, Ecología, Equidad – América Latina).