por Eduardo Gudynas -Mientras Rafael Correa asumía la presidencia de Ecuador, los más diversos analistas insistían en una imagen muy simplificada: Correa es un nuevo Chávez. En los más diversos periódicos de América Latina y el resto del mundo, así como en las notas de análisis, se repite una y otra vez ese reduccionismo.
Muchos lo usan para criticar al nuevo presidente: Correa respondería a todas las “instrucciones” del líder venezolano, y los petrodólares de Caracas determinarían la marcha de las decisiones en Quito. Otros se alegran con esa supuesta identidad: Correa es bienvenido como otro actor más en la “revolución” bolivariana que estaría en marcha a nivel continental. Para ellos, el nuevo presidente no sólo debe seguir a Chávez, sino que debe hacerlo rápidamente.
Estoy convencido que ese tipo de análisis, tanto desde la derecha como desde la izquierda, son dramáticamente superficiales. No debemos confundirnos: el gobierno de Rafael Correa es distinto del de Hugo Chávez en muchos aspectos sustantivos. Veamos algunas de las diferencias más evidentes.
Correa es un académico, mientras que Chávez es un militar, y ésta es una diferencia sustancial. Se podrá recordar que el economista fue un “forajido”, pero el venezolano saltó a la fama como un coronel que intentó un golpe de estado. El nuevo presidente ecuatoriano no sólo habla de economía sino que la entiende, y ha conocido las presiones y posibilidades de la gestión pública. El gobierno no puede basarse solamente en una sucesión de discursos, sino que necesita medidas efectivas de gestión que resuelvan problemas concretos de la gente, y en ese aspecto hay diferencias sustanciales entre estas dos personas.
Sin duda el fenómeno de Correa tiene un alto componente personal, pero no es posible olvidar al grupo de militantes y académicos que no sólo apoyaron su candidatura sino que alentaron ese proceso, y que hoy son sus ministros. En el caso de Chávez ese balance es muy diferente, ya que el personalismo presidencial deja en un alejado segundo plano a sus ministros. En Ecuador, en cambio, tenemos a destacadas figuras como Gustavo Larrea, Ricardo Patiño, Alberto Acosta, Fander Falconí, y otros. Todos tienen autoridad propia, con una larga experiencia en los problemas ecuatorianos (en muchos casos mayor a la del actual presidente), y expresan un proyecto compartido de cambio. De alguna manera el “fenómeno Correa” no es explicable sin ese grupo de personalidades, así como esos militantes e intelectuales solo se explican en el gobierno bajo el liderazgo de Correa. En ausencia de una base parlamentaria, el gabinete de Correa se convierte en un espacio político fundamental, y en muchos casos adquiere la potencialidad de lograr un ejecutivo colegiado que expresa sesgos diversos dentro de un proyecto compartido.
No sólo los actores son distintos, sino que los procesos políticos también son muy diferentes. Por ejemplo, en Venezuela los viejos partidos terminaron desapareciendo, mientras que en Ecuador mantienen una importante presencia en el congreso. Asimismo, la presencia de las organizaciones indígenas tiene un enorme peso en Ecuador pero no en Venezuela. Chávez está llamando a formar un partido único, mientras Correa no tiene ni siquiera un partido.
Asimismo, las invocaciones éticas son diferentes. Los discursos de Chávez insisten en las evocaciones a las gestas heroicas, mientras que el de Correa defiende la sensibilidad de los cristianos de izquierda.
Estos y otros ejemplos dejan en claro que no podemos confundirnos: Correa y Chávez, y sus equipos, representan actores políticos distintos. Existen temas de coincidencia, se comparten preocupaciones, así como se lograrán acuerdos de cooperación gubernamental, pero eso no es suficiente para caer en la exageración de que uno es igual al otro.
Más allá de las diferencias, debe advertirse que la experiencia de Alianza País recién comienza. No es posible predecir que pasará de aquí en más en la relación con Caracas. Eso no sólo depende del propio presidente Correa, sino también de su equipo, pero en especial del resto de los actores políticos dentro de Ecuador como en la región.
E. Gudynas es analista de información en D3E (Desarrollo, Economía, Ecología, Equidad América Latina). Publicado en el semanario Peripecias Nº 31 el 17 de enero 2007.